El primer pueblo que surgió en Marruecos fue Alhucemas en 1963. Frente al Piñón, un pequeño fuerte español situado en un islote, Alhucemas se encontraba en el corazón de un bosque de eucaliptos en un parque natural nacional. Un pueblo de cabañas desde su apertura, Alhucemas se centró en el tenis y la equitación. Inaugurado en 1963 por
Hassan II, Rey de Marruecos, el GM tuvo que transitar por Tánger o Rabat antes de llegar al pueblo, tras largas horas de autobús. Consciente del problema que esto causaba para el GM y el club, Hassan II propuso, en 1964, la construcción de un aeropuerto internacional a dos pasos del pueblo. Alhucemas cerró en 2003 por razones económicas. El 24 de febrero de 2004, un terremoto de 6,3 grados en la escala de Richter causó numerosas víctimas en esta wilaya.
En 1966, el Club Méditerranée inauguró el pueblo de Agadir. Esta iniciativa fue audaz, pero marcaría el inicio del auge turístico de la región. Hace 6 años, Agadir fue azotada por un violento terremoto de 5,7 grados en la escala de Richter. Este terremoto, el más mortífero en la historia de Marruecos (15.000 víctimas y alrededor de 30.000 heridos), destruyó la mayor parte de la ciudad de Agadir.
El club fue el primer complejo turístico en establecerse y contó con una ubicación privilegiada, directamente en la playa. En Agadir, el club logró un doble triunfo, ya que es el primer complejo turístico del club construido con materiales resistentes y abierto todo el año. La actividad estrella es el golf, con el famoso campo de golf de las dunas situado a pocos kilómetros del complejo. Allí se celebran regularmente competiciones internacionales de alto nivel.
Lo que realmente impactó a los GO de Agadir fue el primer pueblo donde un GO tenía su propia habitación...
HURP GO, dos temporadas en Agadir
Fui miembro del GO de vela durante las vacaciones universitarias de 1968 a 1972 y luego seguí asistiendo al club como Director General. Eran los buenos tiempos del Club Med, cuando el trato informal era obligatorio, comíamos en mesas de ocho personas, los pueblos solo tenían capacidad para unos pocos cientos y el entretenimiento nocturno era divertido.
Ya no reconozco el Club Med actual; los pueblos son enormes, algunas mesas en los restaurantes están reservadas para los veraneantes que piden vino de la carta. Como en Gregolimano, por ejemplo, es imprescindible inscribirse en cursos de esquí acuático o vela de pago si se quiere hacer una excursión de poco más de tres minutos o una salida de media hora al día. El precio de las habitaciones varía según la orientación y las vistas. Los Directores Generales que ahora pagan el precio completo se han vuelto exigentes e incluso, a veces, refunfuñadores.
Por todos estos motivos dejé de ir hace unos años al club, que ya no se corresponde en absoluto con el de la época de Gilbert Trigano, pobrecito, si viera en qué se ha convertido el Club Med!